1. No realices maniobras bruscas
Evita en todo momento acelerar de golpe, frenar en seco o dar volantazos. Con ello solo conseguirás acabar en una cuneta. Mantén una velocidad baja y constante y anticípate a los posibles problemas que te surjan durante el trayecto.
2. Evita subidas o bajadas muy pronunciadas
Al coger una cuesta arriba las ruedas motrices dejarán de traccionar y patinarás. Al bajar por una pendiente, si tocas el freno verás como te deslizas cual trineo… así que ¡intenta evitar las cuestas!.
3. Quita la nieve que se deposite encima y a los lados del coche
La nieve cuando hiela de madrugada se convierte en hielo. Este hielo será difícil de quitar y al irse deshaciendo puede crear humedades si las juntas de las puertas no están en perfectas condiciones. Limpia la nieve de las ruedas para evitar que las pastillas cojan humedad y chillen al frenar.
4. Arranca el motor cada dos días
El frío es el peor enemigo de las baterías, te recomiendo que arranques el motor y lo dejes al ralentí unos 10 o 15 minutos cada dos días. Así cargarás la batería a través del alternador.
5. Deja que el motor se caliente poco a poco
Si el coche ha estado varios días sin arrancarse, el aceite estará depositado en el cárter a una temperatura muy baja, por lo que estará muy denso y tardará en llegar a las zonas de lubricación. Es importante que lo dejes al ralentí de 5 a 10 minutos antes de empezar la marcha. Y durante los siguientes 10 minutos evita revolucionar mucho el motor.
6. Infórmate de las obligaciones que haya en ese momento
Antes de iniciar la marcha mira cómo están las carreteras y las calles por donde vas a ir. Existen zonas con mucha nieve donde es obligatorio el uso de cadenas. Lleva siempre unas en el maletero, por si acaso.
7. Poner las cadenas en las ruedas motrices.
Si tienes un coche de tracción delantera o total, las cadenas deben ir montadas en el eje delantero, en ambas ruedas. Si es tracción trasera, deben ir montadas en el eje posterior.